Los distintos tipos de tambores se diferencian por el número y disposición de las membranas, el método de puesta en vibración, la forma de la caja de resonancia y el sistema de sujeción de la piel, o las pieles.
La puesta en vibración de la piel se efectúa por percusión (con ambas manos, dos baquetas, una mano y una baqueta, o con bolas golpeantes conectadas a la caja), o por fricción (frotando una varilla acoplada en el centro de la membrana.
Según la forma de la caja de resonancia será: tubular, cónico, hemisférico, marco circular, reloj de arena, barril, etc. La piel puede estar pegada, clavada, lazada, etc.
Los tambores, en las sociedades tradicionales, tienen un significado especial más allá de su función musical. La utilización del tambor en el lugar y momento apropiado, así como su forma y su sonido, manifiestan la visión del mundo social, la historia y la tradición de cada cultura.
La diversidad de los tambores es evidente en su uso y función. Hay tambores sagrados, tambores para la guerra, tambores para acompañar rítmicamente los trabajos o labores colectivos, para acompañar la danza, tambores de chamanes y curanderos, tambores de las sociedades secretas, tambores asociados con el culto a los antepasados, etc. Todo esto nos hace pensar que, el tambor en muchas culturas, es un compañero inseparable desde el nacimiento hasta la muerte y… más allá.
Su importancia se refleja no sólo en los estilos musicales donde es utilizado, sino también externamente sobre la base de la diversidad de formas del cuerpo, accesorios de la piel y los elementos artísticos del resonador.
La importancia global del tambor ha sido capaz de crear un vínculo rítmico en todas las culturas del mundo.
