La historia de esta colección comienza a principios de los años ochenta. Como consecuencia de nuestra afición y participación en grupos musicales, veníamos adquiriendo diferentes instrumentos musicales. Poco a poco, lo que no era más que un mero capricho se fue materializando en un conjunto más amplio y variado, y organizamos la primera exposición en Hondarribia con 200 instrumentos, bajo el título genérico que se ha ido repitiendo en posteriores muestras:
“MÚSICA PARA VER. Instrumentos del mundo”
Esta denominación -Música para ver- se encuentra actualmente registrada para actividades expositivas.
Desde aquellas fechas, hemos ido profundizando progresivamente en la organología, así como en el conocimiento sobre las diferentes etnias de los cinco continentes y en todo lo relacionado con ellas: ritos, creencias, costumbres...
Hoy en día la colección cuenta con más de 4.000 instrumentos, muchos de ellos de gran valor etnomusicológico y artístico.
El trabajo realizado abarca los siguientes aspectos: recolección, catalogación, conservación y exposición de los instrumentos.
Según nuestro criterio personal actual y después de conocer diversos museos especializados en este tema, podemos afirmar que contamos con una de las mejores colecciones privadas de Europa, opinión que ha sido corroborada en diversas ocasiones por diferentes etnomusicólogos, conservadores de museos de instrumentos musicales, expertos en musicología, catedráticos, etc.
Se han realizado diversas exposiciones en diferentes localidades de España y Francia, destacando la realizada durante 1.992 en León, coincidiendo con la exposición de “Las Edades del Hombre” dedicada a la música, y la exposición itinerante organizada por Caixanova en Galicia, con una duración de dos años y una media de 350 instrumentos en cada exposición.
La vuelta al mundo en 80 instrumentos
LA VUELTA AL MUNDO EN 80 INSTRUMENTOS
La cultura tradicional y popular forma parte del patrimonio universal de la humanidad, siendo un poderoso medio de acercamiento entre los pueblos y grupos sociales existentes. Así mismo es un elemento de afirmación de su identidad cultural. Dentro de cada comunidad las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas, entre otras, comprenden: la lengua, la literatura, la danza, la música, los instrumentos musicales, los ritos, la mitología, los juegos, la artesanía, la arquitectura, las costumbres y otras artes.
Tenemos la suerte de vivir una época en la que podemos contemplar todas las ramas culturales de las distintas civilizaciones que habitan en la tierra. Una de ellas es la música.
Todas las culturas contienen música. Cada sociedad tiene su propia música, pero ninguna tiene la misma. Es una cuestión de identidad; esto quiere decir que toda música es portadora de la identidad cultural del grupo donde ella ha sido creada. Con el curso de los años, cada cultura ha desarrollado el ingenio para construir instrumentos musicales de diversas formas y capaces de producir las sonoridades más inesperadas.
Un instrumento de música es algo más que un ensamblaje de materiales en una forma determinada. Él encarna ciertos personajes; él simboliza ciertos actos de la vida; él es un accesorio de lo sagrado; él sirve para establecer la comunicación entre lo humano y lo divino.
Los instrumentos musicales están presentes, en mayor o menor medida, en los cinco continentes. Cada uno de ellos se puede dividir en diversas áreas o zonas musicales con sus propios instrumentos. Comprobaremos que, pueblos separados geográficamente y con culturas dispares, han llegado a construir instrumentos similares.
Entre los instrumentos expuestos, muchos han sido además tocados por todas las categorías sociales. En efecto, la distinción entre música popular y música sabia data desde el Romanticismo, y nos ha hecho creer erróneamente que son dos tipos de músicas completamente distintas. Al contrario, en los instrumentos musicales, una ha ejercido sobre la otra influencias recíprocas.
El patrimonio instrumental es notablemente variado. Las diferencias regionales de construcción, el repertorio, la técnica de interpretación y la difusión de los instrumentos son ilimitadas.
Los instrumentos musicales, en la medida en que se traduce en manifestaciones de la creatividad intelectual individual o colectiva, merecen una protección para desarrollar, perpetuar y difundir en mayor medida este patrimonio.
Todo instrumento de música es valioso para los que lo ven como parte de su cultura.