Existen muchas clases de rubab, que se diferencian por la forma de la caja de resonancia y el número de cuerdas. La tabla de armonía de todos ellos es de piel; hecho particular que da una cierta sonoridad de tambor a estos instrumentos.
El cuerpo y el principio del mástil se tallan en una sola pieza de madera de morera, con forma hemisférica. Lleva dos extensiones, a modo de cuernos, al comienzo del mástil y el clavijero parece estar doblado. Comporta cinco ordenes de cuerdas -dos de ellos dobles- y se toca con plectro.
Con el rubab se interpreta música tradicional y clásica. Generalmente se utiliza para el acompañamiento de cualquier género de canciones.