Se ha llegado a afirmar que el bandoneón era usado por los campesinos alemanes, para interpretar la música de sus alegres fiestas. La investigación nos ha confirmado todo lo contrario; fue creado para difundir la música sacra en lugares abiertos y de esta forma reemplazar al órgano.
El bandoneón aparece alrededor de 1850, y debe su nombre a su constructor, el alemán Heinrich Band. Hacia 1880, los trabajadores y mineros de la cuenca del Ruhr crearon sus instituciones bandoneonísticas, que más tarde se extendieron por todo Alemania, llegándose a fundar la "Federación Alemana de la Concertina y el Bandoneón", organización que se ocupó de normalizar la fabricación del instrumento.
Llegó a Argentina hacia 1900, importado desde Alemania por los inmigrantes. Fue rápidamente adoptado y se convirtió en un instrumento inseparable de las orquestas de tango.
Alguien dijo: "El bandoneón es la historia de un fracaso que nació en Alemania y terminó en los arrabales porteños".