La primera forma del instrumento se conocía como organistrum y era tan grande que se necesitaban dos personas para tocarlo una la manivela y otra el teclado; era utilizado principalmente en la iglesia medieval. En el s. XIII se modifica para que un solo interprete pudiera tocarlo, y se convierte en un instrumento ideal para los músicos ambulantes. En esta época, los trovadores se sirven de él para acompañarse en sus cantos a través de toda Europa, tanto en las plazas de los pueblos como en los castillos. En 1720, un luthier llamado Bâton, da al instrumento su forma actual. El suceso es inmediato: es la edad de oro de la vielle à roue y de sus luthiers.
Se utiliza para interpretar distintos repertorios de música: medieval, barroca, tradicional o contemporánea.
