La música sabia turca no posee más que un solo instrumento de viento, la gran flauta llamada ney —literalmente: caña—. El propio nombre de ‘caña’ indica la estructura natural de este instrumento. Al carecer de boquilla, su ejecución resulta complicada y difícil. Para ello se adaptada una embocadura de forma troncocónica que reproduce un bisel externo. Esta embocadura, bash-paré, está hecha en cuerno, marfil o ámbar, y muy raramente de madera.
Su sonido es de especial belleza y tiene un carácter misterioso; ‘místico’ podría ser la palabra más apropiada para algo que nos hace al mismo tiempo comprender porque el ney es el principal instrumento de los derviches giróvagos.
También figura en la música profana sabia, acompañando a los cantores o en grupos instrumentales.