En 1852, el parisino P. J. Bouton patenta un instrumento al que llama harmoniflute. Consiste en una caja, provista de sus correspondientes lengüetas, que lleva en un lateral un fuelle que se acciona manualmente, y en el lado opuesto un teclado similar al de un piano. Es un instrumento de poco volumen y ligero, adecuado para salón, con un sonido dulce y agradable.
Durante los años 1850 y 60, se convirtió en el gran competidor del acordeón.