Produce dos sonidos fundamentales, uno alto y otro bajo "femenino y masculino", aproximados a los de la lengua tonal de la familia bantú. Un intérprete experto, usando variaciones en acento y ritmos, era capaz de "hablar" con el instrumento. A última hora de la tarde o a primera hora de la mañana era más sonoro. Dependiendo de las condiciones atmosféricas y topográficas era audible a varios kilómetros de distancia.
Servia para alertar a la tribu de un peligro inminente y para enviar mensajes a las aldeas vecinas. También acompañaba a las danzas. El tambor de hendidura, dentro de la aldea, era un objeto de gran reverencia.