Según la leyenda del pueblo asmat sobre la creación del mundo, el hombre nace del árbol. Fumeripits el creador fue el primer hombre que existió en la tierra. Cansado de vivir solo, talló del tronco de un árbol a otros hombres y mujeres. Pero estos eran simplemente unas imágenes, no eran verdaderos. Entonces decidió crear un tambor, que lo cubrió con una piel de lagarto. Cuando comenzó a golpearlo rítmicamente, las figuras cobraron vida, movieron brazos y piernas y se pusieron a bailar. Este es el origen de los primeros hombres según los asmat; palabra que significa literalmente hombre del árbol.
Los tambores son tocados para acompañar las canciones que forman parte de todas las fiestas, ceremonias, celebraciones y reuniones. El ritmo es monótono y lento. Se golpea con la palma de una mano, mientras que la otra lo sujeta por su asa.
La piel de lagarto está pegada al tambor con una mezcla compuesta por la sangre del propietario, o de una o más de sus esposas, y unas cenizas obtenidas de la quema del caparazón de un molusco que habita en los ríos.
Este instrumento procede de la provincia de Irian Jaya, situada en la isla de Papua.